viernes, 27 de abril de 2012

EN MI DESESPERO POR DESAYUNAR!!


En verdad que París, la ciudad Luz, tiene de todo en lo que a gastonomía se refiere.  Sin embargo, resultan porco usual en la cultura Europea en general los desayunos opiparos que nosotros los Criollos hacemos los fines de semana (pues entre semana lo más opiparo es un arepita de queso blanco con su revoltillo de ouef incluido, juguito de naranja y cafe).

Es por eso que para no perder mi tradición pues he estado investigando algunas sugerencias que con gusto estoy compartiendo con ustedes. 
Brunch en un jardín de París
Señoras, saquen sus mejores looks primaverales, desempolven sus sombreros panamá y desenfunden sus mejores gafas de sol. Señores, dejen de preguntarse para qué ocasiones son las colecciones crucero, y sígannos. Nos vamos de brunch y lo hacemos por todo lo alto en un jardín de Monmartre, cuna de los impresionistas de la bohème parisina del s. XIX. Casi nada.

Este pequeño oasis de la capital francesa no es otro que el del Hôtel Particulier de Monmartre, un rincón con encanto entre avenue Junot y rue Lepic, emplazado en un secreto pasaje llamado ’le passage du rocher de la sorcière‘; en cristiano, “la roca de la bruja”. Empezamos bien; muy bien. Pasado el pasaje, sólo hay que abrir la magnífica puerta de hierro que da acceso a un jardín de ensueño. Y voilà, a comer.
Con el canto de los pájaros como banda sonora, uno puede degustar zumos naturales, pancakes, deliciosos croissants rellenos, crema suave de mantequilla, huevos cocotte o turrón glacé, entre muchas otras delicias. El entorno os confundirá entre actores, poetas inspirados o socialités a la última. Definitivamente, un rincón para gente guapa que sabe cómo sentirse… particular.
Hôtel Particulier de Montmartre
23 Avenue Junot, 75 018 Paris
Necesaria reserva en 01 53 41 81 40
Sábados y domingos , 36€ el brunch

Más información: Hôtel Particulier de Monmartre
(pulse sobre las imágenes para ampliarlas)

Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.Brunch en un jardín de París. Hotel Particulier de Monmartre.
Pregunté también el el Ritz, pero el precio oscila en 150 euros aproximadamente y en el Carrillón, 90 Euros (esa opción también los sábados)........deben ser un espectáculo pero.............




Recomendaciones de brunch en París



Atravesar París para “engullir” un croissant y quemarse con el café al trepidante ritmo de los semáforos y, a ser posible, cargado de bolsas, no tiene nada de glamour. Para disfrutar así del célebre brunch parisino, casi mejor quedarse en casa. A menos que sea mundialmente conocido por sus pastas con Nutella; o un secreto café de encuentros literarios; o ofrezca el mejor café-au-lait de París; o simplemente, llene la mañana del domingo de magia…
Para no perdernos ninguno de esos momentos, o al menos hacerlo con conocimiento de causa, aquí os dejamos una guía de los mejores sitios de brunch de París.
La Bouche B. Brunch de mercado. Situado en una pequeña plaza tradicional, su cocina de mercado no decepciona y cambia cada semana según temporada. El mejor sitio del barrio, está en Menilmontant, 1 rue d’Eupatoria 75020. Por 19 euros.
Pata’Krep. Brunch de crêpes. De entre los mejores crêpes de la ciudad, dulces -Suzette- o salados, en gran variedad. En Oberkampf, 18 rue Oberkampf 75011. Entre 13 y 15 euros.
Le Réservoir. Brunch y Jazz. ¿El mejor momento para escuchar jazz? El domingo por la mañana si es en este local con encanto y mucho groove. El resto lo ponen vienesas, crêpes, sushi o magrets a voluntad. En Ledru-Rollin, 16 rue de la Forge Royale 75011. Unos 25 euros, imprescindible reserva.
Le Café qui Parle. Brunch en familia. Para disfrutar de la mañana en familia, nada como este café con buffet de ensaladas, zumos, ricos fiambres, boulangerie… Y para los más pequeños -o los más golosos-, las confituras de la casa. En Abbesses, 24 rue Caulaincourt 75018. Unos 18 euros.
La Fourmi Ailée. Brunch y lectura. Una antigua biblioteca ingeniosamente transformada en salón de té para pasar largas mañanas de domingo -o cualquier día que surja- devorando a partes iguales sus libros con historia o su deliciosa carta vegetariana. En Maubert-Mutualité, 8 rue Fouarre 75005. De 9 a 25 euros.
Ellis Island Café. Brunch neoyorkino. Para los melancólicos que nunca encuentran su sitio en las ciudades sin soñar con otras, nos traslada al puro Soho neoyorkino. En Rue du Bac, 5 rue Perronet 75007. Entre 15 y 20 euros.
Guía del Brunch en París

LA GENERACION QUE CONTRUYÓ ESPAÑA.






La generación que construyó España

“¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos”. Aforismo castellano

Cuando analizas lo que ocurre en una empresa o una sociedad, debes buscar las causas que provocan su situación, porque sólo trabajando sobre las causas, puedes cambiar los efectos.

No tengo ninguna duda de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados fue la actitud de la generación de nuestros padres, y una de las principales causas de la crisis, es haber perdido esa actitud.

Recuerdo que hace años, un empresario brillante que viajó a China para hacer negocios, me comentaba: “China va a ser imparable. Cuando llegas allí el ambiente te recuerda la España de los años 70. Todo el mundo
quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vayan a la universidad… Cuando una generación está así centrada, no hay quien la pare” Este pensamiento me hizo reflexionar entonces y
me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres generaciones que convivimos.

Mis padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que, como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de jóvenes trabajaron para sus padres y de casados para sus hijos.

Son gente que veían el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría a un futuro mejor, y se entregaron a ello en condiciones muy difíciles. Son una generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, y ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos, disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos de familia y amigos.

Y tan sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron casi todas las empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la mayoría de los españoles.

Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar de ser honrado.

La democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo en armonía y respeto.

Y cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:


1)      “Que mis hijos no trabajen tanto como trabajé yo”. Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del mérito de un plumazo, convirtiendo el trabajo en algo a evitar.

2)      “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu gasta, que para eso están tus padres”. Con lo que mi generación empezó a pensar que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de hipotecas, rehipotecas y contrarehipotecas.

Y entonces, eclosionó nuestra generación (yo soy del 67). La generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”, del gasto continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del derroche, la de lo quiero todo y lo quiero ya, la de “papá dame”.

Y todos nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en gastro-horteras. ¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata de chorizo? Le corren a gorrazos por paleto. Ahora hay que comer hamburguesas deconstruidas al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y qué decir del vino? Pasamos del Don Simón con Casera, al Vega Sicilia sin fase de descompresión. El vino ya no está “bueno”, ahora tiene matices a fruta del bosque, con un retrogusto alcohólico, que adolece de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble.
Esto, por supuesto, a golpe de docenas de euro, que para ser un “enterao” hay que pasar por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan tanto, como ocultar la ignorancia!

Somos la generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”.
Increíble pero cierto.

-          ¿Sólo debes 500.000 €? Es que eres un cutre. Mira, nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación por otros 2
más.

-          Vosotros sí que sabéis sacar provecho al sistema… Ojalá yo algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus préstamos!

En Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles.

Irrumpió Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega infraestructuras que producían mega comisiones para todos los involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el yerno del Rey! ¡Que se besen los padrinos! Además llovían las subvenciones, nos daban una fortuna por plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por arrancarlas. Que llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o arrancar. A propósito, ¿Qué toca este año?

Si algún “tarao” dice que hay que parar esto, se le lapida y  “que no pare la fiesta”. Por supuesto que todos estamos de acuerdo que esto es imposible que se sostenga, pero hay que empezar a recortar por el vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en piedra en la sacrosanta constitución.

De la siguiente generación mejor no hablar (lo dejaré para otro post).
Esa es la generación que dice el aforismo que será pobre, por ser nieta de ricos.

Si somos incapaces de volver a los valores con los que se construye una sociedad sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de reivindicaciones.

En mi casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y esfuerzo. Y no han sido menos felices que nosotros. Los psiquiatras, de hecho, dicen que al revés, que han sido bastante más. Debe ser que la sencilla tortilla, el melón fresquito, comprar el sofá cuando se podía, poner las cortinas cosidas por nuestra madre, con ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender (aunque no lo llamaban así) no debía ser mala receta.

Desde aquí quiero dar las gracias a mis padres y a toda esa generación que nos regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado de arruinar (entre todos, que todos hemos aplaudido la locura), y que sólo con que nos descuidemos un poquito más, le vamos a dejar a nuestros hijos un protectorado chino, donde serán unos esclavos endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la prosperidad que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de imaginar los nietos.

Estamos a tiempo de cambiarlo, pero cada vez tenemos menos. Podemos encontrar maestros en casa.








Este artículo me llegó por email de un cliente y la verdad que me pareció buenísimo en todos los sentidos.

Primero mis orígenes son espanoles y vi como mis padres tuvieron esa actitud, la del trabajo y la honestidad......la cuál he podido aprender en toda mi crianza y colaborar en este viaje que tuve a España (después de 35 años), donde me dí cuenta que mis primos tuvieron la misma enseñanza!! 

Soy de la generación del 51 y pienso en la generación de mi nieta la del 2009 que mundo le vamos a dejar??. Mis hijos, gracias a Dios, llevan la honradez y el trabajo en su ADN........pero como todos los jóvenes piensan más en el presente que en el futuro....es un poco la tendencia mundial? el aquí y el ahora? Nos debatimos en esos tiempos.  Nos volvimos más egoistas?. Menos austeros?  Se vive una sola vez?. Quien plantará para el futuro si todos vivimos el ahora?