martes, 28 de agosto de 2012

MAPANARES


¡La mapanare, Bothrops colombiensis,
es la serpiente venenosa más común de las quebradas de La Guáquira!
Esta serpiente venenosa llamada mapanare, cuatro
narices, talla X, barriga amarilla, rabo de candela,
macagua, macaito, etc, es la que con mas frecuencia se
observa en la Reserva.

Algunos ejemplares pueden llegar a medir dos metros
de largo pero el ejemplar promedio alcanza a desarrollar
entre un metro y metro y medio de largo.

Es difícil de ver debido a que las marcas de su
coloración se confunden fácilmente con la hojarasca y
los restos de plantas que cubren el suelo.

Es de hábitos nocturnos o crepusculares y prefiere las
orillas húmedas de ríos y quebradas para cazar  los
pequeños ratones y ranas que conforman su alimento o
bien para descansar durante el día.

Durante el día descansan semi dormidas entre las
raíces de las plantas, o bajo las rocas o los troncos
caídos. Por eso es importante que tengamos mucho
cuidado al caminar por esos lugares.

Es de particular cuidado cuando nos bañamos en el
agua pura y cristalina de las quebradas, porque
estamos precisamente haciéndolo en medio de su
hábitat y sus territorios.

Son serpientes ovovivíparas y hacia la entrada de las
lluvias "paren" sus pequeñas hijas, las cuales pasan por
la etapa de incubación completa en el vientre de su
madre sin llegar a desarrolar un huevo con cascara.

Desde que salen del vientre de la madre son ya
potencialmente peligrosas, aunque cargan poco veneno
en sus pequeñas glandulas.

Ya lo sabemos, esos lugares atractivos con agua fresca
y cristalina de rios y quebradas montañosas son
también le vivienda de peligrosas serpientes capaces de
ocasionarnos la muerte.
Descripción: http://www.mucubaji.com/guaquira/images/0BIO-DIV-Images/Reptilia/Bothrops-colombiensis1.jpg
Descripción: http://www.mucubaji.com/guaquira/images/0BIO-DIV-Images/Reptilia/Bothrops-colombiensis3.jpg
Abajo, Joel y Roberth nos
muestran el habitat de la
mapanare en la Hacienda
Guáquira.
Ambas fotografías pueden
aumentarse al hacer click
sobre ellas con el ratón.

El aparato inoculador de veneno de las mapanares es
denominado solenoglifo: consistente en un colmillo largo,
retractil, con un conducto que permite que su saliva (veneno) fluya
desde la glándula en su base, hasta el orificio de salida en la
punta del colmillo y así penetre en el cuerpo de la víctima.

La musculatura de la mandíbula oprime la glándula y hace que el
veneno penetre en los tejidos, como se puede ver en esta
animación en la que la víctima es sustituída por un globo de goma
















Descripción: http://www.tecnologiahechapalabra.com/img_noticias/2009/12/%7B5BA05B66-E41C-417D-AA14-51ABC9BE53A9%7D_MAPANARE1-280x240.jpg
Mordeduras de mapanare, prevención y tratamiento

Las serpientes son vertebrados ectotérmicos (sangre fría) pertenecientes a la clase Reptilia. Se han descrito al menos tres mil especies, la mayoría no venenosa. Algunas, han desarrollado glándulas salivares especializadas que producen sustancias tóxicas y se agrupan en cinco familias: Elapidae, Hydrophiidae, Atractaspidae, y, la que más nos interesa, Viperidae. Estos venenos realizan múltiples funciones, que incluyen una rápida inmovilización de la presa y el comienzo de su digestión.
Algunas de las serpientes venenosas de importancia médica tienen un par de colmillos, al frente de la mandíbula superior, que tienen un conducto interno parecido a una aguja hipodérmica, a través del cual penetra el veneno en los tejidos de la presa. Con la mordedura, el veneno es inyectado subcutánea e intramuscularmente.
Desde el punto de vista geográfico, la mapanare (Bothrops lanceolatus) se distribuye en el piso tropical y subtropical desde el piedemonte andino, a través de la cordillera de la Costa, incluyendo los valles, depresiones y llanos de los estados noroccidentales, centrales y nororientales (Rodríguez-Acosta et al., 1995). La longitud promedio de los adultos es de 130 cm; su peso, cercano a 900 gr. La mapanare tiene cuerpo cilíndrico, cola corta y cabeza triangular ancha. Como todas las Viperidae, tiene una foseta termoreceptora (un orificio en la mandíbula superior, ubicado entre los ojos y las fosas nasales). Ésta tiene aproximadamente 6 mm de profundidad, con una cámara que posee una parte externa y otra interna, separadas por una membrana delgada. Ésta es un increíble aparato que detecta diferencias entre la temperatura ambiente y la de la presa.
Los colmillos de las mapanares son largos y tubulares, característicos en las serpientes venenosas. El Descripción: Mapanare (http://www.tecnologiahechapalabra.com/ciencia/botica/articulo.asp?i=4331) puede ser de color negruzco verdoso, con vientre blanco nacarado o pálido amarillento. Los dibujos en su dorso, con forma de diamante, son oscuros con bordes blancos. La cola es negra. Las marcas de la cabeza incluyen una banda oscura oblícua detrás de cada ojo.
Estas serpientes son muy importantes desde el punto de vista económico, como controladores de las poblaciones de roedores, que invaden las siembras de maíz, sorgo, arroz y otros. También viven bien en cautiverio, lo que las convierte en un recurso educativo de parques zoológicos y universidades. Su grasa es utilizada en preparaciones medicinales desde tiempos remotos. Sus toxinas son investigadas para uso medicinal, principalmente en procesos de anticoagulación y tratamiento del cáncer.
La gravedad de la mordedura ha producido mucho temor hacia estos animales. Todas las formas de control o erradicación de esta especie (venenos, trampas, destrucción de suministros de comida y refugios) han fracasado. El Bothrops es una especie muy fecunda. Su existencia no está amenazada de extinción.
Cómo evitar un accidente bothrópico
- Con información a los habitantes de la región: serpientes locales, épocas del año, hora en que suelen aparecer y sitios donde habitan.
- Con vigilancia: ser especialmente atentos con las serpientes luego de las lluvias, durante las inundaciones, en la época de cosechas y por la noche.
- Usando zapatos apropiados, botas o pantalones largos y de tela gruesa, especialmente al atravesar zonas boscosas.
- Usando linternas o lámparas cuando se camina de noche.
- Evitando acercarse a las serpientes. Evitar atacarlas en un espacio donde no puedan escapar; no atraparlas ni manipularlas.
- No durmiendo en el suelo.
- Manteniendo a los niños fuera del área donde hayan sido vistas.
- Evitando manipular serpientes que parezcan muertas.
- Eliminando los desperdicios cercanos a las casas, pues atraen a los ratones y éstos a las serpientes.
- Revisando con frecuencia las casas rurales para tratar de ubicar serpientes que se encuentren escondidas en garajes, gallineros, baños.

Las serpientes no siempre inoculan veneno al morder. Algunas personas mordidas o que creen haber sido mordidas, pueden desarrollar extraños signos y síntomas, aún cuando el veneno no haya sido inyectado (Anónimo, 1999). Ello resulta del miedo atávico. Los pacientes pueden incluso llegar al choque vasovagal a causa del miedo intenso.
En el examen general se debe medir la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca. Examinar la piel y las mucosas para evidenciar las petequias, púrpura, equímosis y hemorragia conjuntival. Examinar las encías para descubrir a tiempo un sangramiento mucoso que delate una hemorragia sistémica. Examinar la nariz para ver si hay epistaxis. El endurecimiento de los músculos abdominales puede ser signo de una hemorragia gastrointestinal o retroperitoneal. Dolor en fosas lumbares indicaría daño renal. Se debe realizar conteo plaquetario, conteo blanco, hematocrito, hemoglobina, examen de orina, úrea, creatinina, tiempo de coagulación, tiempo parcial de tromboplastina, tiempo de protrombina, fibrinógeno.Este accidente es causado por serpientes del género Bothrops, dentro del cual, además de la mapanare, se describe la tigra mariposa.
El veneno de estas especies presenta fracciones con actividad proteolítica, coagulante, anticoagulante y hemorrágica, cuya acción produce manifestaciones clínicas locales y generales, en minutos o en algunas horas después del accidente.
La actividad proteolítica produce un edema local duro, de color eritematoso y luego hemorrágico, que evoluciona hacia la aparición de flictenas, que se rompen y drenan un líquido serohemático rico en veneno, necrosis y abscesos, y en muchos casos se infectan secundariamente con bacterias. Simultáneamente aparece un dolor intenso, con sensación de vendaje apretado, que disminuye con la evolución del caso, pero no desaparece (Pifano et al., 1989).

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